Mirada retro II

De la ‘Generación X’ a la ‘Generación We’

     Algo que no se le escapa a nadie es que en los últimos tiempos, los niñ@s crecen más rápido, maduran antes, son más vivos, más "inteligentes" que los chicos de la generación anterior y reconocen la existencia de lo malo mucho más temprano, lo dicen los padres, los maestros y hasta algunos médicos. A estos niños de la última generación se los conoce con distintas denominaciones: Generación Y, Generación M (de multimedia) o Generación We (‘nosotros’ en español); nacidos después de 1997 hasta la fecha y porque están  hiper-conectados  con todo tipo de medios de comunicación.

     Estos niños hablan como adultos desde muy temprana edad, conocen el vocabulario tecnológico, navegan en Internet desde los dos años, manejan más dinero del que manejaban sus padres a la misma edad; tienen gustos ya establecidos (en ropas, marcas, juguetes, juegos electrónicos, diversos entretenimientos, etc). Son grandes consumidores desde muy pequeños, viven en hogares electrónicos hiper-conectados, destinan más del 60% de su tiempo al entretenimiento y al ocio.

     Lo que es llamativo es que mientras a los padres tenían que rogar a los suyos los juguetes, las golosinas y otros gustos cuando eran niños; ahora los padres les preguntan a sus hijos lo que quieren y el niño es completamente independiente para comprar lo que quieren y los padres se limitan a saber si les alcanza el dinero para pagar. Son grandes gastadores desde pequeños.

      Todo les da flojera y la disciplina cada vez más relajada los hará más vulnerables a no hacer cosas por si mismos, buscarán cada vez más el mínimo esfuerzo. La característica principal de esta generación es que conocen de mucho y saben de muy poco.

     Esta Generación We (ó Y ó M) no saben o  no comprenden que sus padres también fueron niños como ellos y que la educación ha evolucionado y no sabemos si para bien o para mal, pero que hicieron un esfuerzo para que ahora haya lo que disfruta la nueva Generación y se espera que no derrumben lo conseguido.

     La verdad es que nuestra generación (la de nosotros los padres) no estuvimos en la Guerra Civil, ni en el Mayo del 68, ni votamos la Constitución, y nuestra memoria histórica comienza como mucho con Naranjito en el Mundial de Fútbol del 82. De hecho somos la última generación que hemos aprendido a jugar en la calle a las chapas, la peonza, las canicas, la comba, la goma, el rescate o el frota-el-bote. Sin embargo, somos la primera que jugamos a los videojuegos, vimos los primeros móviles y creímos que Internet sería un mundo seguro y libre. Somos la Generación X.

     También hemos visto la tele, lloramos con la muerte de Chanquete y con la madre de Marco que no aparecía nunca. Hemos visto jugar a Maradona y a su campaña ¡contra la droga!. Somos la generación de Espinete, Don Pimpón y Chema ‘el panadero’, Los Mundos de Yupi. Lo somos también de El Coche Fantástico y Oliver y Benji.

     Hemos sido las cobayas de los programas educativos. Íbamos al colegio cuando el 1 de noviembre era el Día de Todos los Santos y no Halloween y vestíamos chandals en azul marino con franjas blancas en la manga, comíamos Phosquitos y Tigretones, y si no aprobabas asignaturas repetías curso.

     Crecimos duros. Viajábamos en coches sin cinturones de seguridad traseros, sin sillitas especiales y sin airbags. Hacíamos viajes de más de 3 horas sin pausas, con cinco personas apretadas en el coche. No tuvimos puertas con protecciones, armarios o frascos de medicinas  y enchufes con tapa a prueba de niños. Andábamos en bicicleta sin casco, ni protectores en rodillas y codos. Los columpios eran de metal y con esquinas en pico.

     Nos hacíamos heridas jugando y no pasaba nada, eran cosas de niños y se curaban con mercromina roja y al día siguiente todos contentos. Íbamos a clase cargados de libros y cuadernos, un una mochila que no tenía refuerzo para los hombros y menos aún ruedas. Ligábamos con las niñ@s cara a cara jugando a verdad, beso o atrevimiento, no en un chat.

     Teníamos que ser responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. Sabías que se rifaba un torta si vacilabas a un mayor. La idea de un padres/madre protegiéndonos o defendiéndonos si transgredíamos alguna ley no se contemplaba, si acaso, te soltaban un “toque” y te callabas.

     Con todo esto, tuvimos libertad, éxito y fracaso, respeto y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello. Esperemos que la nueva Generación We nos superen y que no sea porque se nos suban a las barbas. 

Fuentes: ¡Ehui!.com (Óscar de la Cruz), another secret space?

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